Elaborado por: Lisa Markovits
Transformo mis miedos en fortalezas
En la rueda del día jueves tuvimos, como siempre, un grupo interesante. Venir a una rueda del programa Conversando con la Veci(ndad) se convierte en un momento muy ameno para compartir. Trae tus logros y metas. Y siempre puedes venir para conversar de lo que te pesa y te aflige en el día a día.
Algo que no la dejaba dormir a una de nuestras participantes era el miedo que esta pandemia le causaba. Nos contó que era tan fuerte el pavor que le invadía que hasta sacaba lágrimas. El miedo de contagiarse. El miedo de salir, o de no poder salir. La profunda preocupación que le causa estar a lado de una persona desconocida. Porque no puede saber si está contagiada o no. El susto que le genera que un familiar cercano se contagie porque no sabemos cómo lo podemos atender. O peor aún, se podría agravar. Similarmente, el cierre de algunas empresas nos causa malestar. Sabemos que muchas personas han perdido su trabajo. Y estas personas necesitan de lo básico para subsistir: alimento, techo, cobijo.
¡Tantos miedos que nos invaden!
Pero lo que ella no se dio cuenta –antes de venir a la rueda– es que no era la única que sufría con estos temores. Muchas personas –más de lo que uno se puede imaginar– están sintiendo lo mismo. Pero, en la rueda, descubrió que no está sola y que sí hay luces al final del túnel.
“Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”.
Victor frankl
Las perlas fueron saliendo de tod@s l@s participantes. Primero, saber que sí hay formas de reducir el riesgo de contagio. Es importante cuidarse, ser responsable, disciplinad@ y coherente con las instrucciones que se nos brindan. Segundo, saber que podemos aprovechar la tecnología para comunicarnos. Podemos usarla para encontrar apoyo en espacios como la rueda virtual por zoom (todos los jueves a las 17h30). O para hacer una simple llamada telefónica a un familiar o una amiga. Esto puede significar un cambio, una alegría para la otra persona. Es tener a la familia más cerca a pesar de la distancia. Por eso haz la llamada y no esperes a que te llamen. Eso nos puede fortalecer.
Reemplazar el miedo con expectativa
Increíblemente, para muchas de las personas que participamos en la rueda, el estar en casa, se ha vuelto una gran oportunidad. Sobre todo, el momento se ha prestado para aprender algo nuevo. Much@s hemos vuelto a leer ese libro que tanto nos gustó o para descubrir uno nuevo. Otr@s se han lanzado a investigar en la red. Y qué emoción entretenernos con esas novelas de antaño o reírnos de lo que nos divertía en la niñez. Cuántas veces se mencionó la importancia de llenar nuestras mentes con las cosas que nos diviertan o que sean de un interés productivo. Y esto resulta más importante aún más cuando nos desespera la falta de trabajo.
Así fueron algunas de las grandes lecciones de la rueda. Cuando estás aprendiendo y compartiendo activamente, hay menos espacio para los miedos en tu mente, tu vida, tu corazón. Apoyar a l@s demás en servicio trae paz. En otras palabras, brindemos todo lo que podamos: una mano, un pan, una palabra de aliento. Porque hoy en día somos muchas personas que pasamos por estos problemas. ¡Qué mejor saber que existe un YO ESTOY AQUÍ, un escuchémonos y cuidémonos entre tod@s. Si los miedos me están venciendo, no hay vergüenza en buscar ayuda profesional. Pero muchas veces el apoyarnos entre tú, yo y tod@s es suficiente para encontrar nuestra fuerza.
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