Por: Aylenn Minaya

Las elecciones presidenciales 2021 del Ecuador realmente han sido un calvario para todos los ecuatorianos. El futuro es tan incierto que solo depende de nosotros y de cómo lo vamos construyendo. Está en nuestras manos el ‘poder’ de decidir quién queremos que nos gobierne. Por un lado, tenemos al socialismo y por otro al capitalismo, dos ideologías totalmente diferentes que ponen a divagar pensamientos y generan aflicción a millones de ecuatorianos.
Se dice que el futuro se construye de la mano del pasado, y es precisamente en ese momento que el temor inunda nuestras noches, atormentando nuestras decisiones y poniéndonos en una encrucijada. Pensamos en nuestros padres, hermanos, hijos, nietos… pero no logramos obtener claridad y nos aterra caer en el barranco del fracaso.
Los miedos y angustias
Marthita (nombre protegido) es una de tantas madres y abuelas que vive en constante desesperación y angustias que ha forjado la coyuntura actual. Ha perdido el sueño, porque no ha parado de pensar en el futuro. Todas las noches martilla en su cabeza la misma pregunta trillada del ¿Hacia dónde nos dirigimos, como personas y como país?
Es madre de tres hijos y abuela de ocho nietos. Teme por el futuro de los suyos, teme porque no puedan recibir una buena educación y que no puedan tener una vida digna. Es un tema que no solo le afecta a Martha; es un tema que afecta a todo el Ecuador. Recalcando que muy aparte de la coyuntura política, nos encontramos atravesando una pandemia en todo el mundo, y eso de por sí, ya nos tiene devastados emocional, física y económicamente a todos.
Sin embargo, esa no es la única angustia que vive Marthita. El tema de la Covid-19 y el confinamiento, no son una buena mezcla para mantener el contacto físico con los que más quiere. Desde hace un año y un poco más, no ha podido mantener la conexión con sus nietos. Actualmente, el Internet se ha vuelto su mejor amigo para al menos compartir momentos de virtualidad y entretenimiento con los suyos.
Por esa razón, ahora que podemos y ahora que nos damos cuenta que la vida es tan corta y efímera, vivamos bien y felices. Considero que cada gobierno ha tenido su dificultad, porque nada es ni ha sido color de rosa siempre. En gobiernos pasados se ha tratado de rescatar lo bueno y lo malo, y a pesar de todo siempre se ha luchado por salir adelante.
Una mirada hacia el presente
No obstante, pese a todas las adversidades que nos ha tocado vivir a cada uno de nosotros, es momento de abrir los ojos y hacer nuestra mejor elección, y no hablo solo de lo político, sino también de lo social y cotidiano.
Busquemos nuestro camino, forjemos nuestro futuro, hagamos de nuestra vida un lugar feliz. Un lugar cómodo, del cual no nos arrepentiremos nunca de haber tomado; la mejor decisión de nuestras vidas.
Son momentos duros, y podría decir que se vienen peores, pero no importa cuales sean las circunstancias, porque siempre buscaremos la manera de encontrar una salida y solución. No permitamos que el desánimo nos acongoje y nos carcoman nuestro altar de paz.
No permitamos que los pensamientos de un futuro incierto acaben con nuestros objetivos. No permitamos crearnos barreras sin antes tenerlas en frente. No permitamos que estas y mil cosas más detengan la felicidad de nuestro presente.
Por consiguiente, hoy que estamos vivos, y gozamos del placer y la bendición de respirar, tomemos como excusa la pandemia y todo lo que sucede a nuestro alrededor, disfrutemos de lo mucho o poco que tenemos, amemos desenfrenadamente, compartamos momentos de calidad con la familia, valoraremos el tiempo que pasamos con amigos, agradezcamos cada segundo por estar aquí, y sobretodo, dejemos de lado todo rencor y tristeza. Porque como dice mi mamá “hoy estamos y mañana no lo sabemos”
¡Vive, disfruta y sé feliz!