El trabajo no solo está detrás de un escritorio

Perla de inspiración

El trabajo no solo está detrás de un escritorio

Elaborado por: Rocío Mosquera Hidalgo

Era un día normal, la familia se disponía a realizar sus actividades diarias… la escuela, el trabajo, los quehaceres domésticos, compras y más. Aquel día, Enrique (nombre ficticio) de 41 años, regresó a casa antes de lo previsto; su rostro delataba una preocupación irremediable porque horas antes le notificaban en su oficina, su despido.

EL QUEBRANTO

Levantarse cada mañana después de aquella mala noticia, resultaba difícil. Todo se venía encima y las ideas parecían quedarse estancadas en el miedo de cómo afrontar lo que no se tenía previsto. Si bien es cierto, Enrique contaba con los ahorros de algunos años, pero éstos no serían suficientes para alcanzar las metas de cada mes.

Todo esto ocurrió durante la pandemia. Un tiempo que significó para muchos una realidad no prevista. El aviso de días indeseables donde la angustia era el pan de cada día. Iniciativas que se convertían en sueños lejanos porque el dinero faltaba y apenas se tenía para la comida diaria.

LA RELACIÓN EN CASA

La realidad de Enrique tenía un peso muchas veces asfixiante. Dos hijos pequeños, su esposa con diagnóstico de cáncer, desempleado, poco dinero en el banco y sus ganas de conseguir un trabajo nuevo que se desvanecían poco a poco, en cada NO que recibía por respuesta, cuando aplicaba a alguna oferta laboral.

La vida en casa no era la misma de meses atrás. Una que otra pelea de pareja cerraba la noche. El sol salía reflejando la tristeza en las miradas de la familia. El “ya no sé qué más hacer” era el único diálogo que dejaba silencios rotos.

La otra cara de la moneda

No era la primera vez que el dinero faltaba en el hogar y que la lucha constante por sobrevivir día a día, los había vuelto fuertes.

Los momentos gratificantes también se hacían presentes. Veían a los niños crecer tomando conciencia de una realidad que no pidieron vivir, pero que les enseñaba un mundo diferente al de aquellas afortunadas familias que tenían la bendición del trabajo.

Pequeños luchadores que con excelentes calificaciones volvían la luz al cuerpo de sus padres. La inocencia de sus palabras envueltas en consejos que manifestaban la madurez de sus expectativas, movía el motor del alma de Enrique para no dejarse vencer.

No nos quedamos atrás

No era lo que esperaba, pero Enrique tenía una que otra “chauchita” que ayudaba a los pagos urgentes de casa: arriendo, servicios básicos, educación, medicina y, sobre todo, alimento.

Durante años trabajó en medios televisivos, renovando viejas ideas tecnológicas que simplificaban el trabajo técnico de quienes están detrás de cámaras. Ahora, sus oportunidades se basaban en la colocación de cámaras de seguridad, redes de internet en casa y otras.

Quizá en su ser esto era un golpe bajo de la vida, pero “de algo hay que vivir” se decía constantemente y a veces, somos obligados a pisotear nuestro propio orgullo para nutrir la vida de quienes Dios pone al cuidado de nuestras manos, más aún si éstas son de aquellos pequeñitos que ven en su padre al héroe más real que hayan visto en sus días.

Luchadores incansables

Hoy por hoy, a un año de que Enrique se quedara sin trabajo, la lucha en casa se ha vuelto el sello de vida. Él sigue en busca de aquel SÍ que le de esa única oportunidad para levantarse como el ave fénix. Su esposa, por su lado, firme en la lucha por recibir el alta definitiva de su cáncer y mientras esto sucede, arrima el hombro junto al hombre que tanto ama y en el que cree cada día. Su apoyo incondicional es un aliciente importante que evita el desplome de su esposo hacia una depresión profunda.

Son conscientes de que puede tardar, pero hay algo que no olvidan: mientras Dios sea el centro de sus vidas y las fuerzas de su cuerpo se mantengan intactas, cada día será “un salir adelante”, porque se puede cuando el trabajo es en equipo y porque el trabajo no es solo estar detrás de un escritorio, también es formado un negocio propio, grande o pequeño, en un  local o en casa, no importan dónde, lo importante es saber que las oportunidades existen y que se vuelven sueños reales cuando abrimos la mente a lo que algún dijimos que no.

Ahora “juntos somos invencibles” y esta frase que nos unió hace 13 años hoy nos vuelve uno solo para afrontar las pequeñas dificultades de nuestro camino.

Todos estos temas surgen de nuestro espacio de rueda de diálogo Conversando con tu Veci(ndad) que las hacemos por via virtual por Zoom en el ID 278 275 0942 .

Esperamos que nos acompañen