Elaborado por: David Vera

Es una transformación que se va adquiriendo a lo largo de la etapa del embarazo, parto y posparto, implica un aumento de la fortaleza en todos sus aspectos, ligado a un desarrollo de confianza en todas sus capacidades.
En este caso, es la capacidad de la mujer de compartir plenamente el proceso de embarazo, parir de forma libre y vivir la crianza de su bebé de manera feliz.
Es un “Yo sí puedo”, “Yo soy capaz”, “Yo soy feliz haciéndolo”.
Es común que desde el momento que una mujer da a conocer su embarazo se convierta en el blanco de consejos y juicios de valor de amistades y familiares.
Algunas de las frases más comunes son: “no lo estás cogiendo bien,
“mejor déjame a mí”,
“tardas mucho en ponerle el pañal, mira cómo lo hago yo”,
“voy a llamar a mi madre para que venga a ayudarte con el bebé”.
Todas estas frases lo que provocan es una disminución de la confianza en su rol maternal y que no se logre desarrollar plenamente su empoderamiento como madre.
Muchas de estas afirmaciones provocan que las madres desconfíen de sus capacidades hacia el cuidado de sus hij@s y que se generen pensamientos internos como: “soy una mala madre”, “no nací para esto”, “ ¿lo estaré haciendo bien?”
La desconfianza que crean los comentarios hacia las madres, es evidentemente la propia incertidumbre a poder pasarlo mal o llegar a creer que lo que dicen las personas es cierto y muchas veces sin ningún fundamento.
Este fortalecimiento es un proceso de desarrollo en el que la figura maternal es importante para ayudar a resolver las dudas y apoyar en sus decisiones. Porque esto es el desarrollo de la vida, es algo para vivir intensamente feliz y aprovecharlo al máximo.
¿Cómo evitarlo?
Es de vital importancia que las mujeres sepan que son responsables de su salud, de su bienestar y de tomar decisiones que ellas crean convenientes, mientras se sientan felices y a gusto.
Aceptar, respetar, y apoyar lo que la madre decida, es una de las mejores medidas de empoderamiento social que podríamos conseguir.
Ser conscientes de sus necesidades, lo que las hace felices, y les da felicidad para encaminar sus esfuerzos a conseguir su bienestar total.
Acompañar a una persona con un lenguaje positivo, que ayude a sentirse segura de sí misma y que le de herramientas correctas para cuando su entorno le haga dudar.
Recordar que tienen posibilidad de decidir sobre su cuerpo, sus asuntos y de tener capacidad para resolverlos; son libres para elegir y para tomar las decisiones que crean convenientes para su beneficio o la de su hij@.
Cuando conozcas a una madre: escucha, apoya y acompaña
Las madres pueden expresar su opinión y su malestar de manera asertiva, pueden decir que “NO” a peticiones u ofrecimientos de ayuda que las pueda incomodar.
Debemos entender sus diferentes puntos de vista y reconocer su intento por valerse por sí misma. Es nuestro papel y trabajo de tod@s los miembros de la sociedad el apoyar, acompañar y escuchar a la madres, sin juzgar y desde el respeto, esto será clave para poder fortalecer su función de madre.
Así mismo, esa madre será capaz de poder afrontar y analizar todo tipo de consejos o sugerencias; decidir si estos comentarios son válidos o no, e imponer su propio criterio si fuera necesario de manera positiva.
En conclusión, una madre es aquella que está bien informada de sus necesidades, que tiene confianza en sí misma y se percibe como una persona capaz de tomar decisiones sobre aquellas cuestiones vitales, con el objetivo de ser ella misma y sentirse a gusto.
¡Ser una mujer empoderada!