
Elaborado por: Jaime W. Mejía P.
El efecto de la pandemia ha causado varios estragos a todo nivel y alrededor del mundo.
No hay un rincón en el cual no surja esa pequeña y ligera preocupación de sentirnos vulnerables al contagio, que nos tome desprevenidos y venga de una manera letal que no nos dé tiempo para ni siquiera despedirnos de nuestros seres queridos.
Así es, y ha pasado a un sinnúmero de personas desconocidas, pero la preocupación se hace más latente cuando empieza a pasar en círculos cercanos, y más aún cuando el circulo se acorta al plano familiar.
El miedo nos hacer presa cuando del círculo familiar pasa al círculo íntimo, es decir, cuando el enfermo es uno de nuestros familiares con los que vivimos. Y más aún cuando la severidad de la enfermedad se lo lleva al más allá.
¿Cuántas interrogantes quedan?
Lo primero es ver si estamos siendo cuidadosos entre todos, tratar al extremo de cumplir con las normas de: distanciamiento, lavado de manos y uso de la mascarilla.
A pesar de todo, hay gente que se ha contagiado de maneras inexplicables, esto no tiene un protocolo, ni un modus operandi, cuando llega, llega.
Luego de esta odisea, lo penoso y verdaderamente importante es preguntarse si HOY tendrías que partir: ¿Toda tu vida va bien???
¿Las relaciones que actualmente tienes con tu gente, están contentas con tenerte en su vida?
¿Las cuentas, no económicas, sino las emocionales y afectivas están al día?
¿Los proyectos de vida los estás alcanzando?
¿Qué es lo que te gustaría que continúe?
Estas y muchas preguntas nos llegan a la cabeza, por supuesto que algunas ni siquiera las hemos pensado, pero la vida es así no es eterna, y nunca avisa cuándo llegará a su fin.
Perspectivas
Una cosa es que un familiar se vaya, otra cosa es que seamos nosotros los que tengamos que partir.
La misma moneda con dos caras, por ello, HOY es momento de reflexionar sobre lo verdaderamente importante que estás haciendo, en las palabras que pronunciamos hacia los demás, en lo que queremos dejar como legado invaluable.
Es momento de que te encuentres en paz con la gente que vive contigo, de dar todo tu potencial en lo que emprendas, amar con profundidad y hasta que duela, no guardarse nada hacia la persona que quieres a tu lado, tratar de conquistar esos logros que tanto deseas, que no se quede nada por hacer.
Vivir a plenitud de manera responsable y sobre todo nunca hacer daño a nadie mucho menos a los que amas. Esa será una gran manera de vivir y una gran forma de morir.