Elaborado por: Mayra Cuñez

Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro.
–Walt.Whitman–
¿Soy inseguro?
Una joven promesa valientemente compartió en la rueda Conversando con mi Veci(ndad), una difícil situación que afrontamos todos los seres humanos alguna vez en la vida:
La lucha constante contra las propias inseguridades.
A medida vamos creciendo, también crecen las responsabilidades, las obligaciones tanto colectivas como individuales, que pueden ser causales de complicaciones con la propia identidad.
Cuando pequeños, la curiosidad, la autoestima, el amor propio van de la mano, ya que a esa edad lo más importante es conocer, explorar, compartir y ser feliz, pero al crecer es necesario luchar con los propios temores, pensamientos, emociones y sentimientos que pueden llevar a enfrascarse en ideas negativas, además de que en algunas ocasiones nublan el camino de la realidad tambaleando la razón y desequilibrando la verdad.
Edifico mi personalidad
Los más jóvenes son los más afectados por esta lucha vivencial ya que en esta etapa se edifica la personalidad, la identidad, el carácter, el temperamento que permitirá hacerle frente a los contratiempos de la vida, como en cualquier edad hay personas que aprenden y entienden más rápido que otras no haciéndolas más listas pero sí personas que logran aceptar, continuar y combatir de manera fluida estos periodos que el algunas ocasiones son difíciles de atravesar, por otro lado hay personas que se estancan en estos procesos de búsqueda de identidad no siendo algo malo, más bien se otorgan el derecho de encontrar su tiempo y su ritmo para transitar los inconvenientes de la vida, sin embargo y para darle la importancia necesaria es también una etapa donde más florece la creatividad y se puede apreciar con mayor pasión lo bonito de la existencia.
Pueden existir factores que detonen esas inseguridades, como las agresiones, relaciones toxicas, con amigos y familiares que pueden contribuir a una baja autoestima, incluso puede llegar a afectar el diario vivir.
Es muy importante identificar estas situaciones con uno mismo y con las personas de nuestro entorno, ya que con ciertos actos de empatía se puede ayudar al que lo necesita, brindándoles palabras de apoyo, de entendimiento, de sabiduría ayudando a que tomen confianza, para que puedan armarse da valor y ganar sus propias batallas.
¡¡¡YO SÍ PUEDO!!!
Fue muy agradable escuchar a la joven que inicio en la rueda con pensamientos y expresiones defensivas consigo misma, para terminar, diciendo: ¡Yo me quiero!,
¡Yo soy hermosa!,
¡Yo me acepto como soy!,
¡Yo voy a luchar por cambiar mis ideas!,
¡Yo voy a mejorar y me concentrare en lo que me gusta y me apasiona!
Optando por mantener la esperanza y el amor en sí misma, abriendo la posibilidad de que las demás personas también se identifiquen con estas palabras de amor propio, reflexionando desde su propia vida para mejorar y apoyar a su familia, a sus hijos a los más jóvenes y personas que atraviesen por estas inseguridades, dándoles el optimismo que tenemos el derecho todos los seres humanos.
Poema
Para concluir se citara el poema “No te detengas”, esperando ser profundizado por el lector ya que son palabras que invitan a no dejarse vencer por las adversidades, más bien incentiva a disfrutar de todo el proceso de crecer y de hacer lo que a cada uno le guste:
No te detengas
No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia…
Walt Whitman