Convivencia en paz

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La paz va más allá de la ausencia de conflictos

Elaborado por: Ma. Fernanda Camacho

Según el diccionario de Oxford, la paz es una situación o estado en que no hay guerra ni luchas entre dos o más partes enfrentadas. Pero la paz va mucho más allá que eso, la paz es respetarse los unos a los otros, aceptar y valorar las diferencias, luchar por las injusticias, apoyar a las personas que más lo necesitan. La paz no es solo la ausencia de guerra, la paz es querer al prójimo, juzgar menos y amar más.

La Asamblea General de Naciones Unidas declaró el 16 de mayo como Día Internacional de la Convivencia en Paz

Con este día se busca erradicar y concienciar sobre la intolerancia y discriminación por género, idioma, raza, color, religión, ideología política, estatus social o económico, entre otros aspectos que afectan a la vida de las personas.

¿Qué es la paz para algunas personas?

  • Para Andrea, mujer de 40 años, la paz es vivir en armonía consigo misma y con su entorno. Dormir tranquilamente sabiendo que no haces daño a nadie forma parte de sentir paz, según Andrea. Ella considera que, si interiormente se está bien, se puede compartir esa tranquilidad con el resto de personas. Andrea dice que vivir con respeto y con tolerancia también forma parte de tener una convivencia en paz.
  • Joaquín, niño de 13 años, piensa que la paz es que las personas se lleven bien. Pero también cree que la paz es no hacer daño a nadie, no lastimarse los unos a los otros, aun cuando no existe una buena relación de por medio.
  • Según María Emilia, joven de 20 años, la paz significa sentirse tranquilo con cada decisión que se tome. La paz para ella es sentirse tranquilo y pleno en cualquier momento, sin dañar a alguien. Emilia considera que, la delincuencia, la corrupción y el irrespeto van en contra de la paz.

Cambio Interno

Es difícil hablar de paz cuando en la mayoría de noticias se relaciona con violencia, muerte y conflictos. Nadie dijo que sea sencillo desconstruir la violencia que está esparcida por todo el mundo. Sin embargo, el cambio puede empezar desde uno mismo. 

Desde nuestro lugar podemos ayudar a producir un ambiente de paz en donde el irrespeto y la falta de humanidad no sean aceptadas. El cambio puede empezar si es que aprendemos a ser más respetuosos, solidarios y empáticos con el dolor ajeno. Tratemos al resto de personas como nos gustaría que nos traten, empecemos esta transformación ahora.

Imaginemos que en nuestro hogar las discusiones no lleguen a convertirse en “guerras”  de conocer los puntos de vista del interlocutor, sea este padre, esposa, hij@s o simplemente entre personas. Que la divergencia de ideas no desencadene en maltrato sino en consensos en buscar puntos medios y de que las ideas sean en conseguir el bien común y no el individual.

Imaginemos que las discordias puedan hablarse para ser aclaradas, mas no para ahondar los problemas sino en obtener soluciones,  que los malos entendidos hayan sido solo rumores y que se llegue a la verdad.

Cuánta paz podremos obtener si solo empezáramos por comprender, escuchar, respetar la idea del otro. Cuánta paz tendríamos si nos pondríamos en el lugar de la otra persona. Aprendamos a escuchar y a observar más, mientras juzgamos menos.