Elaborado por: Jaime W. Mejía P.
Desde hace más de un año hemos tenido que «vivir» con la pandemia con todo lo que esto nos conlleva.
Cambios en nuestros estilos de vida, NO SALIR a menos que sea necesario, a muchos les toca realizar sus labores de forma virtual sin horarios, con las demandas de urgencia que solicita la empresa o institución.
A otros les ha tocado organizarse para poder explicar o impartir clases e inclusive a especializarse en las plataformas para hacerlo de forma correcta.
A otros les ha tocado verse sin trabajo y re inventarse para poder llevar un sustento a su casa o de alguna manera restringirse al máximo porque es una sola persona la que soporta esta carga familiar.
Existe casos como el de una señora que nos comenta en nuestra rueda su problema que: “últimamente no acabo lo que me propongo, me siento cansada y muy agobiada por ello”; no obstante, siempre la valentía de hablar para sanar, tiene el potenciado eco de la comunidad que fueron tejiendo en múltiples colores las perlas o formas de solución a este agobio.
#quédateencasa
¿Cómo hacer para que el #quédateencasa nos permita recrear la libertad interna para mantener la motivación y la inspiración vital en ese espacio seguro?
Debemos permitirnos hacer cosas que amamos y que nos entretienen de formas productivas (trabajar, escribir, leer, etc) y de entretenimiento (ver una buena película, karaoke, ajedrez, etc) desde el uso de mi tiempo libre.
Admitir que el espacio laboral debe ser un lugar de realización personal e individual, sirviendo y construyendo a un colectivo, que el teletrabajo me recree, que no me agobie, que no me estrese.
Surge el slogan “yo priorizo y respeto mis metas; mientras no acabe lo que tengo entre manos, no empiezo nada nuevo”. No agarro más. Me cuido y cuido lo que hago.
Mis vínculos
Siempre están las amigas y los amigos, también los familiares con los que nos gusta conversar y los tenemos cercanos en el mundo virtual, con una fuerza increíble para alimentarnos positivamente, ayudar a emprender y concluir la tarea , cualquiera ésta sea.
Así también, podemos disfrutar de la soledad, la disciplina de la diversión y el autocuidado desde hacer ejercicios hasta vestirme y arreglarme para mí, el mejor vestido, mi mejor peinado, mi rostro embellecido, mi mejor sonrisa para mirarme al espejo y agradarme; mientras añoro tomar el bus, reunirme con mis amigos, irlos a visitar, vernos en un café.
Así recreo mi libertad.
